martes, 1 de octubre de 2013

5 moralejas para emprendedores.

Todo buen emprendedor, sabe que la comunicación es básica para llevar a cabo una buena gestión de sus negocios. Para comunicar, puede utilizar elementos del “storytelling” (contar historias), en forma de fábula o de cuento. 

5 moralejas para emprendedores. 

¿Qué es el storytelling? 


El “storytelling” es básicamente, contar historias. Es escuchar, es dialogar, es compartir y co-crear, es encontrarse, es dar sentido y sentir, y también es un arte que juega con lo claro y oscuro. 

Y así se define el trabajo como contador de historias o “storyteller”: Hace visible lo invisible. 

El emprendedor que desea comunicarse mejor con sus clientes o colaboradores, puede utilizar el método de contar una historia o fábula. 

Con tan sólo oír una buena historia, uno es capaz de sentirse identificado con algo y recordar el mensaje. 

A continuación te presento 4 fábulas para emprendedores, espero las disfrutes y te quedes con algo de ellas, si ya las habían posteado, pido disculpas pues yo no las había visto en la página. 



La lechera.
 


emprendedores 

Una lechera llevaba en la cabeza un cubo de leche recién ordeñada y caminaba hacia su casa soñando despierta. “Como esta leche es muy buena”, se decía, “dará mucha nata. Batiré muy bien la nata hasta que se convierta en una mantequilla blanca y sabrosa, que me pagarán muy bien en el mercado. Con el dinero, me compraré un canasto de huevos y, en cuatro días, tendré la granja llena de pollitos, que se pasarán el verano piando en el corral. Cuando empiecen a crecer, los venderé a buen precio, y con el dinero que saque me compraré un vestido nuevo de color verde, con tiras bordadas y un gran lazo en la cintura. Cuando lo vean, todas las chicas del pueblo se morirán de envidia. Me lo pondré el día de la fiesta mayor, y seguro que el hijo del molinero querrá bailar conmigo al verme tan guapa. Pero no voy a decirle que sí de buenas a primeras. Esperaré a que me lo pida varias veces y, al principio, le diré que no con la cabeza. Eso es, le diré que no: “¡así!” 

La lechera comenzó a menear la cabeza para decir que no, y entonces el cubo de leche cayó al suelo, y la tierra se tiñó de blanco. Así que la lechera se quedó sin nada: sin vestido, sin pollitos, sin huevos, sin mantequilla, sin nata y, sobre todo, sin leche: sin la blanca leche que le había incitado a soñar. 

Lobo 


¿La moraleja?
 

Esta fábula de Esopo nos habla sobre nuestra tendencia a soñar, a ver un mundo de posibilidades a través de algo que recién vamos a hacer. Así como la lechera, pensamos en todo lo que haremos cuando tengamos dinero, cuando estemos posicionados en el mercado, cuando logremos muy buenas ventas, etc; sin haber dado realmente ni un paso seguro en el camino. 

Siempre les aconsejan a los emprendedores que luchen por alcanzar sus sueños, pero esto implica muchas cosas; empezando por tener los dos pies bien puestos en la tierra, aterrizar bien sus ideas hacia un plan de negocios para lograr algo en concreto. No se puede cantar victoria sin haber armado la estrategia de la batalla. Así que ya saben, si tienen una buena idea, analicen el terreno, estudien a su competencia, investiguen, hagan preguntas a sus posibles consumidores, estén atentos a esas oportunidades que nos da el mercado, busquen asesoría de gente con más experiencia y planifiquen bien qué es lo que van a hacer para lograr cosas mayores. No vale la pena ilusionarse con aquello que aún no se tiene. 


El campesino y el burro
 

elefante 

En nuestra vida como emprendedores tendremos situaciones muy difíciles. Es un camino de arduo trabajo y mucha persistencia. En esta breve historia llamada: El campesino y el burro, aprenderemos sobre cómo sobrepasar ciertas situaciones que parecían adversas, transformándolas en positivas. 

Un buen día, un campesino andaba con su burro por el campo y este último cayó a un pozo. El pobre animal lloró fuertemente durante varias horas mientras al campesino pensaba cómo lograr sacarlo de ese lugar. 

Luego de pensar, decidió que como el burro ya estaba muy viejo y el pozo estaba seco, de todas maneras necesitaba ser tapado. No valía la pena sacar al burro del pozo. Pidió ayuda de sus vecinos para que lo ayudaran en esta decisión. Cada uno de ellos se acercó con una pala y empezaron a tirar tierra al pozo. 

El burro al darse cuenta de lo que pasaba, lloró. Pero luego que un poco de tierra entró al pozo, el animal se quedó quieto. La gente no sabía lo que pasaba. El campesino intrigado miró al fondo del pozo y se sorprendió con lo que vio. Con cada porción de tierra echada en el pozo, el burro se sacudía y la pisaba formando un piso cada vez más alto. 

Pronto todos vieron como el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde, salió trotando y haciendo ruidos que probablemente hayan sido de felicidad por su libertad. 

moralejas 


¿La moraleja?
 

Cada adversidad es una oportunidad para el emprendedor. A veces otra gente o situaciones tratarán de hundirnos en un pozo, pero hay que ser valientes y seguir adelante. Tendremos que enfrentar la crítica, la frustración y el miedo con esfuerzo y disciplina. Debemos buscar un buen equipo de trabajo para que nos ayude en este camino del emprendimiento, ya que solos no podremos avanzar. Aprovechemos las herramientas que tenemos a la mano y busquemos nuevas soluciones frente a aquello que nos parece imposible resolver. Cometeremos muchos errores, pero si nos llevamos un aprendizaje de cada uno de ellos, nos levantaremos más firmes cada vez en dirección hacia nuestras metas. 




¿eres como el roble o la caña? 


lechera 

Seguro has escuchado antes esta fábula sobre el roble y la caña de Jean de La Fontaine, que tiene una gran enseñanza para la vida, pero también para los emprendedores y las estrategias que tienen que tomar en relación a su empresa. Lee esta historia para reflexionar: ¿eres como el roble o la caña? 

Cuenta la historia que en el borde de un extenso lago crecieron muy cerca un roble y una caña. Con el tiempo el roble creció fuerte y robusto. Este siempre miraba a la caña y le decía: 

“Mira qué pequeña y débil eres. Hasta un simple pajarillo es para ti un grave peso; la brisa más ligera, que riza la superficie del agua, te hace bajar la cabeza. En cambio, mírame, mi frente detiene los rayos del sol, desafía también a la tempestad”. 

A la caña le daba mucha pena ver como el roble se había convertido en un ser presumido y soberbio. Un día llegó una tormenta muy fuerte. Enseguida la caña se dobló, mientras el roble luchaba con todas sus fuerzas para mantenerse en pie 

Durante un tiempo lo consiguió, pero el tiempo empeoró y la tormenta se convirtió en un tornado. La fuerza del viento fue tal que arrancó el roble. Cuando el temporal amainó, unos leñadores aparecieron y lo cortaron en unas horas. 

La caña, triste por su vecino, pensó: 

“Me doblo, pero no me rompo. Que pena que tanta soberbia y vanidad le hayan llevado hacia tal extremo”. 

burro 


¿La moraleja?
 

Como nos dice Walter Riso, autor de El arte de ser flexible, “la flexibilidad mental es mucho más que una habilidad o una competencia: es una virtud que define un estilo de vida y permite a las personas adaptarse mejor a las presiones del medio. Una mente abierta tiene más probabilidades de generar cambios constructivos que redunden en una mejor calidad de vida y en la capacidad de afrontar situaciones difíciles”. Entonces señores emprendedores, es muy importante mantener una postura flexible en la visión de nuestra estrategia empresarial. Esa es una gran ventaja que podemos tener las pequeñas empresas sobre las grandes organizaciones. Existe la posibilidad de adaptarnos de manera más fácil y rápida a los cambios que se generan en el mercado. No dejemos que esas tormentas que pueden ser comparadas con las crisis económicas nos tumben, seamos como la caña, que aunque parezca frágil, sabe ser y es flexible ante los cambios de su entorno. 



Los ciegos y el elefante
 

perro 

Había una vez en la antigua India un mercader que viajaba siempre con su elefante. El animal le servía como medio de carga y también para impresionar y ahuyentar a posibles enemigos. Cuenta la leyenda que un día este mercader llegó a una ciudad habitada solo por ciegos. Desconfiados, enviaron a seis jóvenes para investigar quién era este extranjero que pretendía ingresar a su ciudad. Los muchachos impacientes fueron corriendo uno tras otro para conocer al visitante. 

El primero de los jóvenes, quien corrió bastante rápido, fue el primero en llegar chocando contra un flanco del animal. El olor y el tacto le dieron indicios sobre un animal. Trató de medirlo y le pareció que no tenía fin. Volvió a los pocos minutos a la ciudad gritando: “¡Es un animal y es como un muro!”. 

El segundo en llegar se topó de frente con la trompa del elefante. El animal resopló y tras tocarlo apenas, el muchacho regresó corriendo diciendo que era una serpiente gigante. 

El tercero se topó con un gran colmillo del elefante. Sintió el marfil frío y afilado y volvió gritando que el animal era como una lanza. 

El cuarto muchacho se encontró con una de las patas traseras del animal. Trató de rodearla con los brazos y el elefante molesto, levantó su pierna para soltarse. El joven volvió donde lo esperaban los demás habitantes y les explicó que era un animal que además parecía el tronco de un árbol enorme, muy fuerte y que se movía. 

El quinto arriesgado explorador sólo se topó con la cola del elefante y se sorprendió de las reacciones y el alboroto de sus compañeros. Dijo: “Es solo una vieja cuerda desgastada”. 

El sexto muchacho ciego llegó cerca a la oreja del animal. Sintió que con los movimientos del elefante, sus orejas movían gran cantidad de aire. “Parece un abanico gigante”, les dijo a los demás ciudadanos. 

Tras los 6 jóvenes salió uno de los sabios de la ciudad. Mayor y experimentado, se acercó al elefante, lo rodeó, tocó y cuando hubo examinado completamente el animal, regresó caminando lentamente y riendo por las prisas de la juventud, al tiempo que recordaba que él también había sido igual de impetuoso de joven. 

Cuando llegó donde estaban los demás pobladores, se dio con la sorpresa que cada uno de los jóvenes había convencido a cierto grupo de la población con su descripción: 

- Es un muro, decían unos. 

- No, es una serpiente, respondían otros. 

- Están equivocados, es una lanza, replicaban por otro lado. 

- ¡Es un tronco! 

- ¡Una cuerda vieja! 

- ¡Un abanico! 

El anciano no paraba de reír al escuchar todo esto. 

libres. 


¿La moraleja?
 


Cada uno de los muchachos, apresurados por dar la noticia a los demás pobladores solo contaron su versión superficial de los hechos. Dieron un punto de vista muy limitado ya que no se tomaron el tiempo necesario para tener una visión completa de las cosas. Si por la prisa, sólo tomas en cuenta uno que otro factor, tu análisis será parcial y tu diagnóstico resultará en error. Tómate siempre el tiempo necesario para analizar el problema desde todos los ángulos posibles. Así no quedarán dudas y podrás tomar mejores decisiones. 

Si bien es cierto que 6 jóvenes fueron elegidos para ver al extranjero y al elefante, ningún otro de los pobladores – a excepción del sabio – salió a verificar lo que dijeron los chicos. Sólo repitieron y se dejaron convencer por los jóvenes sobre la apariencia del animal. Busca tu propia opinión basada en tu experiencia personal. Es posible que otras personas te digan muchas cosas al emprender en tu negocio, te den muchos consejos que puedes tomar en cuenta, te dirán que hagas tal o cual cosa porque funcionará. Sí, es posible que funcione, pero es mejor que tú lo intentes bajo tu propio análisis y diagnóstico. Sé como los 6 jóvenes quienes se atrevieron a acercarse y averiguar quiénes eran los que llegaron a la ciudad. Sé como el viejo sabio quien se tomó su tiempo para rodear al animal y poder dar su punto de vista mucho más certero. 



El lobo y el perro
 

Campesino 


El emprendedor Martín Garrone suele contar una fábula, “El Lobo y el Perro”, para ilustrar los motivos que lo hicieron volverse un emprendedor y comprar las Cabañas del Francés. 

En la inmensidad de la montaña más fría y nevada, un lobo muy flaco y hambriento camina en búsqueda de un techo y alimento. 
Casi en la ladera se encuentra con un perro gordo, limpio y bien cuidado. El lobo sorprendido le pregunta: 
- ¿En que lugar estás cazando, para estar tan bien comido y tan limpio y bien perfumado? 

- Yo cuido la casa de mi patrón y él me da los huesos de su propia mesa y un refugio donde dormir. De modo que, sin cazar, siempre tengo techo seguro y que comer. 

El lobo pensó que cuidar la casa del patrón a cambio de tanta satisfacción era demasiado tentador, y le dijo: 
- ¡Que lindo ser perro y cuanto más fácil sería vivir bajo el techo de tu patrón y saciarme tranquilo con la comida que le sobra… 

Mientras caminaban, vio el cogote lastimado del perro. 

- Dime, amigo -le dijo-: ¿Qué es esa marca en tu cogote? 

- No es nada – dijo el perro, con un poco de vergüenza en su intimidad – es apenas la marca de la cadena. 

- ¿Cómo? -se asombra el lobo – ¿Tu patrón te tiene atado? – Entonces el precio de la comida es la cadena…? 

- Lo que pasa es que soy demasiado inquieto -repuso el perro- me atan durante el día para que duerma y vigile cuando llega la noche. 

- Pues entonces -contestó el lobo- disfruta vos de esa comida, porque yo no quisiera ser ni rico, ni poderoso a condición de no ser libre.- 

El lobo volvió feliz corriendo a la montaña, con frío y con hambre, pero con la satisfacción de poder elegir su propio destino y con la convicción de ser capaz de pasar el invierno y después disfrutar de la primavera y el caliente verano de la montaña. 

5 moralejas para emprendedores. 


¿La moraleja?
 

En nuestra esencia somos lobos o perros, pero esto no significa que uno sea mejor que el otro, tampoco significa que esta condición sea para siempre, conozco perros que se han transformado en lobos y lobos que se han vuelto perros. A la mayoría de los lobos les ha tocado trabajar en grandes corporaciones, hasta que cortan la cadena y se animan al cambio. 

La gente “perro” privilegia la razón en lugar de la pasión, trabajan (y a veces viven) en una empresa en la que aplican todo su tiempo y su intelecto para moverse verticalmente dentro de la misma. Puede que en algún momento hayan sido apasionados pero las grandes corporaciones se encargaron de quitarles los sueños. Se han frustrado porque sus trabajos les exigen cosas que consideran malas en su intimidad o a permanecer en silencio cuando quisieran gritar sus verdades o a depender del humor del jefe de turno. 

La gente “lobo” tuvo alguna vez éstas estas frustraciones, pero no las acepto, y en algún momento decidió no tragarse más sus sueños. Es apasionada Trabajan duro porque son dueños de lo que hacen y les resulta placentero, lo hacen no solo para satisfacer la legítima ambición de ganar más dinero, sino la olvidada y también legitima ambición de sentirse pleno y realizado. 

Trabajar dentro de una empresa y sentir el rigor de la cadena, es parte de la transformación del lobo porque lo cierto es que el emprendedor no puede realizarse sin libertad pero tampoco sin disciplina, pero nadie está obligado a condenarse a un destino gris en trabajos que matan nuestra pasión en cuotas de ocho horas diarias. 

Es tiempo de emprender con acción, pero no como “lobos solitarios” contra el mundo, sino buscando “socios” adecuados que colaboren en tu transformación. 

El llamado interior del lobo que inunda a los emprendedores se encuentra dentro de cada uno de nosotros, quizás en células un poco adormecidas de nuestro cerebro y por sobre todo en nuestro corazón.




El contenido del post  ha sido tomado del siguiente enlace
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